Los que estamos en ese frente de batalla, la lucha contra ese malvado okupa que te llevastesabemos bien lo que has tenido que pasar, todas las inclemencias que has tenido que vivir, a qué has tenido que resistir para mantener tu vida. Y sabemos, los que te conocimos, que lo has hecho con la dignidad y la integridad de un soldado quien defiende la patria de su cuerpo.
¿Hace cuánto llegaste a Vigo, la ciudad que me comentaste hace dos décadas que te parecía la más cosmopolita de Galicia, ideal para gente con amplios horizontes como tú, forjándose un cariño forjado en encuentros concretos? El I premio Mayeútico de Honor en el entonces teatro García Barbón que también recibiste y en el que me diste la laudatio, la defensa de Radio Galega cuando desperté la ira del Asociación de Víctimas de Accidentes de Tráfico Para un artículo de mal humor, la presentación de Contra Tempo, el tercer álbum de Alberto Cunhaen el que dijiste palabras muy pertinentes sobre este desafío de la música, que también conocías en tu otro yo como cantante. Que lindos estuvimos allí con Bibiano Morón y José Antonio Sánchez, que se fueron antes que tú, con Gudelj…
Un día, sentado en una céntrica terraza de la Puerta del Sol, me dijiste que lo que te hubiera gustado era ser cantante y no sé si era en broma o realmente, dada tu experiencia como educadora y como presentador de televisión triunfante, pero sé que eras aficionado al micrófono cantante, y si mal no recuerdo, tu felicitación navideña un año cantada con tu amiga Ana Kiro fue “Capitán de Madera”, de tu otro amigo Juan Pardo. Y qué bien la cantaste y viviste, sacando al exterior tu alma de niño. Me contaron hace años que le diste a Ana Kiro, a quien tanto querías y que también se fue por cáncer, tu misma agresora, tu compañía en sus malos momentos. Muy creíble, muy parecido a ti.
Te gustaba el camino de Vigo, aunque siempre fuiste un tipo sobrio en tus consumos, de equilibrio, no aficionado al espectáculo sino gozoso contemplador de la alegría de los demás en ellos, familiar, celoso de tu intimidad, a quien la fama (¡qué duro soportarlo) a veces en la calle!) no había hecho mella en tu humildad y conservabas a los amigos de antaño. Y tu humor, gallego por excelencia, inteligente en el cara a cara, popular a nivel nacional en TVG con tus admiradores maternales. Ay, Lola, qué guapa estás, ¿vas a la peluquería? Cuánto nos reímos cuando te entrevisté para tu libro “De Piñeiro a SuperPiñeiro” y me contaste anécdotas tuyas como monaguillo, tus problemas como estudiante, la cara B de tu vida en el escenario…
Hace meses que no te veo, ¿cómo es posible que no nos hayamos felicitado esta Navidad, cómo es que nunca te he expresado nuestra admiración, algo ahora imposible? Aquí seguimos después de tu partida los que aún resistimos, acordándote.