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«No soy tan ambicioso como para realizarme trabajando»

«No soy tan ambicioso como para realizarme trabajando»

Con la esperada segunda temporada de ‘Muertos SL’, reabre el estrambótico tanatorio de Torregrosa y regresa el gran Carlos Areces como Dámaso Carrillo. Nos hace un hueco en su agenda para hablar de pecados capitales y le perdonamos uno:

-hablemos de todos ellos y, si alguno me ahoga, perdóname por ese.

-Empecemos por su pecado capital.

-Pereza. Pero no lo considero pecado, sino «modus vivirdi». Sería feliz sin hacer nada, no soy tan ambicioso como para necesitar realizarme trabajando.

-¿Ni siquiera necesitas perdón?

-A mí me basta con disfrutar de las cosas que otros han hecho, tumbado en casa leyendo un libro o viendo películas. Es el mayor placer. No disfrutar de la pereza habla muy mal de una persona. No disfrutar del placer de no hacer nada, de no tener preocupaciones.

-Aspiras a la ataraxia.

-Me parece el estado ideal. Nada te afecta, nada te altera. Siempre he pensado que eso es la felicidad absoluta: disfrutar de tus propios biorritmos, del sonido de tu tripa.

-Ya veo, disculpe fácilmente la pereza.

-No es que lo disculpe, es que lo impondría. En mi universo particular es imprescindible. No podría confiar en ti si no fueras un vago.

-El pecado es la no pereza.

-Exacto. ¿Cómo se atreven a restregarme sus ganas de hacer cosas, su empuje? Me parece una mala educación, algo de muy mal gusto.

-Además, la pereza vacuna contra el resto de pecados: ninguno se cometería por pereza.

-Sólo sería pecado pensar, pero en el momento en que se trata de mover un músculo, nada. Siempre he tenido una relación muy amarga con todo lo que implica esfuerzo y movimiento. Probablemente soy la única persona que conoces que fue a septiembre con gimnasia.

-Pues no sé cómo vamos a terminar esta entrevista sin pecados.

-A ver, eso está en mi universo ideal. Pero el mundo me obliga a tener que interactuar con personas, que en mi particular utopía tampoco existirían. No tendría que interactuar con la gente, ese sería el mayor placer. Una vez leí una cita de Humphrey Bogart. Le preguntaron si el dinero daba felicidad y respondió que claro, porque te permite estar alejado de la gente. Y pensé: «Eso es maravilloso».

-¿No soportas a la gente?

-No soporto discutir con gente irracional.

-Dame alegría… ¿Eso te llevaría a la ira?

-El trato con los demás conduce inevitablemente a la ira. No importa que tan poca sangre tengas. Para mí, tratar con gente todos los días es una lucha.

-Pero, visto así, el mundo es un lugar hostil.

-El mundo es absolutamente hostil visto desde aquí. Por eso me siento empujado a la introspección. Y esto lo relaciono con la pereza y con uno de mis grandes terrores que es depender de otras personas, delegar. Cuando llegué a este mundo, uno de mis objetivos futuros era dirigir películas. Cuando descubrí que tendría que interactuar con mucha gente, vi que no era factible. Me aterrorizó. El terror debería ser pecado.

-¿Renovamos la lista de pecados capitales porque está obsoleta?

-Yo añadiría tonterías, irracionalidad, mal gusto. Y mala educación. Y podríamos eliminar la lujuria, que es muy antigua.

-¿Y la gula?

-Gula, fuera también. No es un pecado. La cosa es que como hay algo muy rico ahí no puedo parar. Mi yo reptil se activa y me dice: «Acumula, come más». Y ahí estoy, comiendo sin parar y pensando: “Dios, que incómodo, no puedo más pero que rico está”.

-Qué bueno tan malo.

-Eso es tan bueno, tan malo.

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