Agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local de Zaragoza controlan el acceso a las dos urbanizaciones de Peñaflor, cercanas al Gállego, que han sido evacuadas este sábado debido a la crecida del río y en previsión de la El nivel aumentará en las próximas horas..
Los vecinos han cargado sus coches con las pertenencias mínimas, a la espera de poder regresar a sus casas este domingo, aunque también con la inquietud de deja atrás tus pertenencias y tu propiedad. Hay quienes pasarán la noche en otra residencia de su propiedad, o quienes dormirán en casa de algún familiar. También se ha habilitado el pabellón de Peñaflor, por si alguien necesita utilizar este servicio.
Más del 95% de los vecinos de las dos urbanizaciones de Peñaflor han sido desalojados. Según explica la concejala delegada de Bomberos y Protección Civil del Ayuntamiento de Zaragoza, Ruth Bravo Barrio: «Hay cuatro o cinco personas que siguen porque es su primera residencia y tienen animales, pero están en contacto con los bomberos y la Policía Local.» La expectativa es que abandonen sus hogares antes de la medianoche, dice.
«No hay motivo para correr», dijo uno de los vecinos que salía de su casa con su familia, aunque la mayoría ya había salido antes de las 17.00 horas. Todavía había alguien que preparó todo y dejó lista su casa., en previsión de que el agua pudiera llegar a la urbanización. Aunque ya han pasado por esta situación antes, «vives con inquietud». Sobre todo, afirman, porque se espera que la punta llegue a este núcleo a partir de medianoche.
Entre las últimas familias estaba Swen Schulz, quien Lleva ocho años viviendo en esta urbanización.. «Estamos preparando todo para salir», dijo mientras abría la puerta a su amigo Jesús, de Caspe, para subir en su vehículo: «ha venido a ayudarnos con los animales, cuatro perros y dos gatos». «Nos fuimos con las cosas más necesarias», afirma, como documentación por si no podemos volver a entrar y algo de ropa.
«Es la tercera vez que nos desalojan», explica con resignación: «No podemos hacer nada más. Si viene el agua, viene con fuerza, y no hay más». Mientras cargan el equipaje y preparan a los animales, la lluvia comienza a caer fuerte, en medio de un barrio casi vacío, en el que aún quedan algunos vecinos dispuestos a salir.
Los agentes que controlan el acceso preparan el lista con familias que abandonan sus hogares y, por la tarde, aún faltaba localizar a dos propietarios, que tenían perros en sus parcelas.