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Vicente I. Sánchez | @Snchez1Godotx
Como se explica Cristof Loy, director de escena de la maravillosa Eugenio Oneguinque acaba de ser publicado en el Teatro Real madrileño, Piotr Ilich Tchaikovsky Compuso esta ópera, estrenada en 1879 en el Conservatorio de Moscú, con la intención de crear un espectáculo íntimo que conectara de forma pura y noble con la famosa novela en verso de Pushkin, en la que se basa esta historia. Sin embargo, el éxito fue arrollador y, apenas dos años después, la ópera se presentó en el Teatro Bolshói desde Moscú, con una puesta en escena de mayor envergadura y con la participación de los mejores cantantes del momento.
Esta búsqueda de una intimidad original, en la que la música de Pushkin y los versos rusos son pilares fundamentales, es el tono que define esta ópera. En esta línea, Christof Loy apuesta por apelar a las emociones y sentimientos más profundos de la música, algo que se percibe desde el primer momento en el escenario. Estamos ante una obra musicalmente espectacular, en la que Tchaikovsky logró crear una de las partituras más refinadas y equilibradas de su producción operística, y quizás de toda la segunda mitad del siglo XIX.
La versión presentada en el Teatro Real conmemora el 225 aniversario del nacimiento de Aleksandr Pushkin, bajo la dirección escénica de Christof Loy
Eugene Onegin es una ópera extraordinaria, un ejemplo perfecto de cómo este género puede trascender fronteras y llegar profundamente. La trama, aparentemente sencilla, cuenta la historia de un dandy, seductor y mujeriego, que rechaza el amor de la joven e ingenua Tatiana mientras él se empeña en conquistar a otras mujeres, incluida su hermana Olga. Después de matar a su mejor amigo en un duelo y llevar una vida de libertinaje, Onegin finalmente comprende que lo más valioso en la vida es el amor, pero ya es demasiado tarde: Tatiana, felizmente casada, lo rechaza.
Piotr Ilich Tchaikovsky adapta esta historia de Pushkin y la sintetiza en una ópera que busca esa intimidad antes mencionada, eligiendo los versos más emotivos y bellos del libro. Esto da lugar a momentos de gran lirismo, como la famosa escena de la carta, en la que Tatiana le declara su amor por escrito a Onegin. Este pasaje, con su música y aria inolvidables, constituye uno de los grandes logros de la carrera de Tchaikovsky.
Eugene Onegin es una ópera extraordinaria, un ejemplo perfecto de cómo este género puede trascender fronteras y conmover profundamente a la gente.
La versión presentada en el Teatro Real (con diez funciones entre el 22 de enero y el 18 de febrero) conmemora el 225 aniversario del nacimiento de Alejandro Pushkinbajo la dirección escénica de Christof Loy. Además, cuenta con la dirección musical de Gustavo Gimeno, que será el director musical del Teatro Real a partir de la próxima temporada. El elenco está encabezado por Iurii Samoilov como Onegin, Kristina Mkhitaryan como Tatiana, Victoria Karkacheva como Olga y Katarina Dalayman como Lárina. Este reparto de lujo da vida a una producción que ya fue aplaudida en su momento en la Ópera de Oslo y el Liceo de Barcelona, y que constituye una oportunidad perfecta para dejarse llevar por esta conmovedora historia de amor no correspondido.
La puesta en escena se desarrolla en dos espacios sencillos pero enormemente efectivos. Por un lado, un comedor de época, donde transcurren momentos clave como la redacción de la famosa carta de Tatiana; y por el otro, un gran muro blanco que domina el escenario tras el descanso. Estos ambientes íntimos y serenos, diseñados por Raimund Orfeo Voigtpermiten que la trama fluya sin distracciones y son un fiel reflejo del espíritu original de la obra, sin dobles lecturas. Loy se mantiene fiel al planteamiento de Tchaikovsky, que buscaba emular la estructura de una obra de arte clásica, claramente influenciado por grandes autores rusos como Gogol, Turgenev, Dostoievski o Tolstoi.
Momentos destacables como el reflejo de Lensky antes del duelo, interpretado maravillosamente por Bogdan Vólkovo el aria del Príncipe Gremin, cantada con exquisita coloratura por Maxim Kuzmin-KaravaevSon auténticos placeres para los sentidos. Por su parte, Gustavo Gimeno dirige con un equilibrio y armonía que permite que esta obra fluya de manera impecable.
En definitiva, Eugenio Onegin es una ópera que apuesta todo por la fuerza de su música y que conecta directamente con los sentimientos del espectador. Y lo consigue: pocos momentos del repertorio operístico alcanzan la pureza emocional de la inolvidable escena de la letra.