Uno de estos ilegalidades es la práctica de devolver atunes muertos al mar. Esteban explica que de aguas baleares se extraen atunes para su engorde en piscifactorías marinas. Algunos de los atunes mueren por el estrés de la captura. “Para que no cuenten entre las cuotas de atún que se pueden pescar, se tiran al fondo del mar”. Y esto es ilegal.
Esteban agrega que estos barcos luego capturan atunes más pequeños para que puedan obtener un mayor rendimiento económico. “Es un gran despilfarro y tiene un enorme impacto económico en la flota de arrastreros baleares”. Más que eso, el atún muerto a menudo termina en las redes de arrastre. Este daña las capturas y causa daños a los aparejos de pesca.
Joan Mercant, director general de pesca del Govern balear, sospecha que estos restos de atún proceden de cerqueros peninsulares y franceses. “Pero no sabemos exactamente qué está pasando. Es un tema que nos preocupa. Es muy grave y genera muchos desechos. Los pescadores artesanales pueden perder un día entero de trabajo por estas malas prácticas, que provocan pérdidas que no se pueden permitir. Si los barcos artesanales baleares tuvieran cuotas más altas, la infracción sería menor”.
La Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación insta a su homólogo del Gobierno español «a actuar y adoptar las medidas necesarias para investigar lo que está pasando». “Estamos insistiendo en que debe haber el fin de este sangrado”, dice Mercant.