Banco Sabadell saca toda su artillería contra BBVA. El banco catalán –cuya primera línea de defensa en la opa hostil ha sido la promesa de repartir 2.900 millones a sus accionistas en dos años, en torno al 25% de su capitalización– prepara otra ofensiva en la presentación de resultados anuales, en la que informará El mercado del pago de un dividendo extraordinario, con cargo a reservas, para distribuir entre sus accionistas el excedente de capital que la entidad mostrará en sus cuentas, según fuentes financieras. Se trata de un calvario en toda regla, que obligará a BBVA a ajustar de nuevo su oferta, y que llegará tras la ofensiva política que lanzó esta semana con la decisión de trasladar la sede del banco a Cataluña.
La normativa de opas limita la capacidad del consejo de Sabadell para tomar esta decisión, debido al llamado deber de pasividad. El banco, por tanto, deberá llevar esta decisión a su próxima junta de accionistas, que suele celebrarse durante el mes de marzo. Antes de ser pagado, también tendrá que contar con la aprobación del Banco Central Europeo (BCE).
Será, en cualquier caso, la primera vez que el banco distribuya su excedente de capital a sus accionistas mediante un dividendo extraordinario. La entidad ha fijado su objetivo en el 13% y cerró el último trimestre con un ratio CET 1 completamente cargado (que mide el capital de mayor calidad) del 13,8%. Estas cifras suponen ya la dotación del 0,5% del colchón contracíclico que el Banco de España está obligado a realizar durante este año, lo que le sitúa como uno de los bancos españoles con mayor exceso de capital.
Según las cifras publicadas al cierre del tercer trimestre, la entidad tiene un exceso de capital de 639 millones de euros. Un informe reciente de Alantra cifra este exceso de capital en unos 500 millones de euros. Para distribuir esta cantidad, el banco prevé combinar nuevas recompras de acciones y un pago en efectivo.
Esta medida confirma las promesas del banco a sus accionistas. En octubre ya pagó un dividendo a cuenta, a razón de ocho céntimos por acción, lo que supuso repartir 400 millones. Además, también fijó el pagar (el porcentaje de beneficio distribuido a los accionistas) al 60%. Como ha hecho el banco en años anteriores, también propondrá un dividendo complementario con cargo también a las cuentas de 2024, que habitualmente ha sido la misma cantidad que el ordinario, lo que supondría pagar otros 400 millones y sumar un total de 800 millones. Además, la entidad prevé retomar la recompra de acciones de 250 millones que dejó en suspenso por la opa y cuya reactivación también deberá ser autorizada por la junta de accionistas. Entre todo ello, la banca debe alcanzar el reparto de 2.900 millones, a un ritmo de unos 1.450 millones anuales.
Esta cifra parece algo anticuada. El equipo directivo de Sabadell, encabezado por el consejero delegado César González-Bueno, viene dando pistas al mercado en los últimos meses de que en cualquier momento incrementarían esta cifra de 2.900 millones en repartos a los accionistas y todo apunta a que mejorarán esta cifra en los próximos presentación de resultados anuales. Ya lo hizo en julio, en la presentación de resultados del primer semestre del año, cuando elevó el importe de 2.400 millones a 2.900 millones gracias a sumar la recompra de acciones paralizadas por la opa y liberar 250 millones por la mejores previsiones en la aplicación de la nueva normativa europea de cálculo de capital Basilea III. La dirección del banco ha dejado claro una y otra vez que los resultados han estado superando lo presupuestado por los gestores, además de contar con algunas cuestiones extraordinarias, como la victoria en el pleito contra Cerberus por la venta de una cartera de activos tóxicos, que ha supuesto embolsarse 356 millones más.
El informe de Alantra eleva esta cifra de reparto de dividendos en dos años hasta los 3.100 millones. Según sus estimaciones, el banco pagará un dividendo complementario de 571 millones; más 250 millones para el programa de recompra de acciones; 600 millones de cargos adicionales contra los resultados de 2024; 1.000 millones de dividendos con cargo a las cuentas de 2025, y 270 millones para el reparto de excedentes de capital. Esto supone pagar al accionista una cantidad equivalente al 25% de su valor bursátil y esta casa de análisis estima también que recomprará hasta el 5% del capital social durante el primer semestre del año. En este contexto, BBVA decidió la semana pasada realizar un ajuste técnico a la opa, por el que se condicionaba a no alcanzar más del 50% del capital, sino de los derechos de voto, lo que excluye las acciones propias que posee el banco.
Este movimiento vuelve a llevar la guerra entre BBVA y Sabadell al terreno del dividendo. Al pago ordinario del Sabadell en octubre, que triplicó el del año anterior, la entidad dirigida por Carlos Torres respondió con el mayor dividendo de su historia, a razón de 29 céntimos brutos por acción, un 81% más que el año anterior. El banco, que ha fijado el pagar entre el 40% y el 50% del beneficio, además suele pagar dos dividendos cada año: uno en otoño y otro en primavera. Según años anteriores, el dividendo complementario suele duplicar el dividendo ordinario, lo que podría situar el dividendo de este año por encima de los 58 céntimos por acción. Además, BBVA, que también se ha comprometido con los accionistas a devolver el exceso de capital, por encima del rango objetivo de entre el 11,5% y el 12%. En los últimos tres años, por ejemplo, ha recomprado el 14% de sus acciones, por un importe de 5.300 millones.
Toda la cascada de pagos a accionistas descrita anteriormente obligará a BBVA a ajustar una y otra vez la ecuación de canje de opas durante los próximos meses, para descontar el pago de dividendos, que actualmente son de una acción de BBVA y el dividendo de octubre de 0,29 euros por cada 5,0196 de Sabadell. acciones. Además, si BBVA paga un dividendo complementario, como viene haciendo en los últimos años, deberá pagarse en efectivo a los accionistas de Sabadell que acepten la opa en el momento de su ejecución, tal y como establece la ley de opas y se refleja en el anuncio de la opa. la toma de control
Todo esto significa sacar la artillería económica contra la toma de poder. Esto se suma al cambio de sede que el banco decidió esta semana, para regresar a Cataluña. Se trata de una medida que inunda políticamente la opa, dado que se toma una decisión muy deseada tanto por el Gobierno de la Generalitat como por el Ejecutivo central. Y significa que cualquier condición para dar luz verde a la operación pasa por abordar la catalanidad del banco.