El Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo, que pretende, entre otras cosas, ampliar los espacios libres de humo y subir los impuestos al tabaco, seguirá «aunque el PP no lo apoye». Con esta contundencia se expresó este jueves en la red social X el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla. El ministerio tiene previsto informar mañana a las comunidades de su aprobación en un Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) en el que No se someterá a votación por parte de las autonomías, a las que ha pedido que decidan este jueves, hasta las 13.00 horas, si se adhieren o no.
La mayoría de comunidades aún no han expresado una posición oficial, pero algunas de las populares han mostrado reticencias ante el plan. Cuando el ministerio presentó esta primera versión a la Comisión de Salud Pública el 14 de marzo, integrada por los directores generales de esta área de los ministerios, pidieron tiempo para estudiar el documento.
En la próxima reunión de este organismo, que se celebró este miércoles, Sanidad aceptó 147 de las 157 enmiendas que presentaron. Pero tampoco hubo votación para aprobar el documento, según fuentes de algunas autonomías del PP. “El ministerio envió otro borrador para la reunión del miércoles y afirmó que no hay votación, pero que las comunidades pueden sumarse o no y dio otro plazo de 24 horas para hoy. Hay dudas de que la fórmula utilizada sea la adecuada”, explican desde un consejo popular.
El ministerio ha aprobado esta versión del documento, que previsiblemente será la que acabe aprobándose, y que servirá como hoja de ruta sobre la regulación del tabaco con cinco objetivos principales: prevenir el inicio del consumo de tabaco y productos afines, promover dejar de fumar y facilitar la ayuda para dejar de fumar, reducir la exposición ambiental a las emisiones del tabaco y productos relacionados, promover la investigación aplicada y el seguimiento en el control del tabaco y mejorar la coordinación y el establecimiento de alianzas.
Esta estrategia, en teoría, conducirá a la mencionada subida de impuestos, que habrá que acordar con Hacienda, o a una restricción de lugares donde se puede fumar, como terrazas, siempre que el Congreso apruebe una ley al respecto. . Esto se hará, como dice Padilla, con o sin la ayuda de las comunidades del PP.
El Secretario de Estado ha expuesto en X cuáles son las principales acusaciones de las comunidades reacias a suscribirse al plan, respondiendo a cada una de ellas:
Estos días el Partido Popular tiene que decidir si sigue siendo el de la foto o si ya se ha sumado al siglo XXI.
Os cuento un poco la lista de excusas para no apoyar el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo (que continuará aunque el PP no lo apoye). pic.twitter.com/IWVSfVq9tk
—Javier Padilla (@javierpadillab) 4 de abril de 2024
«Se hizo muy rápido y no hemos tenido tiempo de evaluar el plan», alegan los populares. A esto, Padilla responde que lleva años trabajando y que han tenido 15 días para hacer alegaciones, de las cuales la gran mayoría han sido incorporadas.
«No tiene memoria económica», añaden algunas comunidades del PP. El secretario de Estado asegura que los asesores del ministerio no lo consideraron necesario, y que los grandes planes integrales que han pasado por el CISNS tampoco lo tenían y aun así fueron aprobados.
“La medida del empaquetado genérico no tiene bibliografía”, continúan al referirse a una de las propuestas del plan: que las marcas no aparezcan de forma destacada en los paquetes de tabaco, y que todas tengan una apariencia similar, algo que se ha demostrado que reduce las ventas en otros países como Australia. En la bibliografía del plan hay un apartado con 20 referencias.
Las comunidades reacias también argumentan que “si se aumentan los impuestos al tabaco, tienen que ser finalistas”. Padilla contraargumenta que los impuestos finales al tabaco tienen «un dudoso» encaje en el ordenamiento jurídico español y que Sanidad espera que la subida de impuestos suponga una disminución de la recaudación por su impacto en el consumo.
Otra crítica señala que “los espacios libres de humo, como las terrazas, tienen que ser voluntarios y tener incentivos fiscales”. Aunque el plan no menciona terrazas, sí habla de ampliar espacios libres de humo. Padilla sostiene que hacerlo ya es voluntario y no funciona. “Cuando no hay razones que puedan hacerse públicas para oponerse a las medidas de sentido común, uno se aferra a los aspectos formales. Esta semana quedará decidir quién, una vez más, se coloca en un lugar donde los años demostrarán que no tenía sentido estarlo”, concluye el secretario de Estado.
EL PAÍS se ha puesto en contacto con todas las comunidades autónomas para recabar su postura sobre el plan. La única respuesta concluyente ha sido la de Aragón (PP-Vox), que no se adherirá al plan por su “falta de concreción”, entre otras cuestiones. Nuria Gayán, su directora general de Salud Pública, ha expresado su preocupación por la actitud de Sanidad por aprobar sin consenso y con «prisa» una norma de esta «importancia». “Un plan sin recursos económicos y sin un calendario de ejecución nos parece débil. Y tampoco nos parece bien que no se hayan tenido en cuenta estrategias basadas en la autorregulación de la voluntariedad para crear espacios libres de humo con distintivo, que crean conciencia, que tienen resultados positivos en algunas comunidades. Tampoco se dice cuáles son los espacios libres de humo, el ministerio dice que lo dirá más adelante, y no sabemos a qué se refiere: si campus universitarios, espacios deportivos, terrazas de hostelería…”, explicó.
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