El más grande de nuestros compositores, el dúo que después de 25 años lo ha dado todo y tres voces femeninas con ángel y carisma se han confabulado este viernes para entregar su canción como ofrenda en el Palau Sant Jordi. Canciones para acompañar, quizás aliviar o distraer, los dolores colectivos y ayudar a un nivel más material: El concierto ‘Barcelona amb València’ recaudó 774.996 euros‘Justo el día en que se cumplió un mes de la tragedia provocada por la fatal inundación.
un dinero que se utilizará para paliar los efectos de la catástrofe con la ayuda de Cruz Rojaaportado por las 15.086 personas que, según la organización, ocuparon el Sant Jordi (sin llenarlo). Ambiente cálido, en línea con el “cordial y fraterno abrazo solidario” que Serrat ofreció a los afectados. Casi dos años después de su retirada del mismo escenario, el trovador del Poble Sec, pilotando de forma excepcional esta causa, entró en la cuestión con sondas de fondo: nada menos que ‘Cançó de bressol’, con su eco sentimental, seguida de un ‘Cantares’ enérgico, con Machado en el recuerdo.
Cita Raimon
Serrat citó a Raimon (“el meu amic”) y su canción, tan asociada a estos calamitosos acontecimientos, ‘El meu country la pluja’, de la que recitó la primera estrofa. Y añadió, entre aplausos: “A la lluvia no se le puede enseñar a llover, ni quienes tienen las habilidades para resolver problemas son competentes para hacerlo. No escuchan las voces de los viejos, ni las palabras de los sabios.ni la previsión del tiempo”. Allí sacó a relucir su sarcástico ‘Algo personal’, un dardo en su día (1983) dirigido a determinados políticos (sin especificar), “hombres de paja” y “jugadores pijos”.
Fueron 70 minutos de Serratuna ampliación de lujo en su historia escénica cuando ya no la esperábamos, con 14 temas, todos clásicos indiscutibles. Banda completa (Miralles y Kitflus, uno en cada flanco) y críticas con buenas letras y finura interpretativa de ‘Cançó de matinada’, ‘Para mi libertad’ y ‘El meu carrer’. La mirada a los orígenes, a los ideales, a la naturaleza: ‘Pare’, ‘Mediterráneo’ y ‘Plany al mar’, unidos en su sensibilidad hacia el medio ambiente. La crónica social de ‘Fiesta’, entusiasta y sibilina, y ‘Paraules d’amor’ para cerrar. “Nunca digas nunca más”, bromeó Serrat sobre esta reaparición en la jubilación.
Trío con química
Un trío sin precedentes se hizo cargo, las voces de Judith Neddermann (con su guitarra), Andrea Motis (trompeta) y Lucia Fumero (teclado), oscilando entre temas con resonancias sudamericanas y jazz, reforzados por otros tres músicos, compartiendo repertorios e invitándonos a pensar en una química de largo plazo. Neddermann, que rescató su precioso ‘Vinc d’un poble’, fue quien habló y levantó su dedo acusador: «Ojalá no tuviéramos que avergonzarnos de la desastrosa gestión de la emergencia». Cerraron con la adaptación de un grupo popular valenciano (ya extinguido), Obrint Pas, ‘Al País de l’Olivera’, con ribetes de violín de Uxia Amargós.
Culminando la noche, Estopa en una versión comprimida de sus conciertos de este año triunfal, otra larga hora de canciones, con ‘Tu calorro’ encendiendo la mecha entre sus queridos bloques de Sant Ildefons proyectado en las pantallas. “Esto para Valencia!” Público repentinamente febril, cantando y respondiendo a los mensajes de David, galopando en un ‘Cacho a chuchos’ metalizado, siguiendo el lema: “acelera un poquito más…”
No son dados a discursos solemnes, pero David Muñoz habló del “noble causa” a favor de “nuestros hermanos valencianosque lo han pasado fatal, en Paiporta, en Algemesí…”, decía leyendo una pancarta en las primeras filas. La inundación “les ha arrebatado toda su vida, su trabajo y no sólo eso, a sus seres queridos”.
Recogiendo entre el público una bandera valenciana, que dejaron colgada en el soporte del micrófono, David y José emprendieron con ‘Vacaciones’ hacia sus ‘grandes éxitos’, a través de ‘La raja de tu falda’ esta rumba se escucha en todas las zonas afectadas”) y con una emisora final en ‘Como Camarón’. Y con un consejo, ‘Me’n vaig a peu’, compartido con su autor, el maestro Serrat, con quien subieron a un camí que “fa pujada” cargado de motivos y sentimientos.
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