Una semana después de la caída del régimen sirio de Bashar al Assad, el futuro de Siria aún es una incógnita. Los primeros pasos hacia la transición han comenzado a darse en un país a la espera de la pacificación tras una década de enfrentamientos, y cuyo Gobierno en funciones debe establecer su derecho en todo el territorio.
Lo que comenzó como una ofensiva localizada en Alepo terminó el domingo pasado con la captura de la capital del país, Damasco, y el fin de más de medio siglo de gobierno de la familia Al Assad. Con su líder refugiado en Rusia, el vacío de poder ha sido aprovechado por uno de los principales grupos rebeldes, Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y su líder, Mohamed al Golani.
El hasta entonces primer ministro del HTS en la región de Iblid, Mohamed Al-BashirSerá la pieza clave para encaminar el nuevo Ejecutivo hacia una Siria que unifique el crisol de etnias y religiones que componen el país. Tienes tres meses para lograr este objetivo.
La tarea se vuelve titánica, no sólo por las cuestiones territoriales, sino también por la presencia de terceros países en el territorio. Türkiye tiene un gran interés en el noreste y desea tanto la repatriación de los más de tres millones de refugiados como influir en el futuro de los kurdos. Israel mantiene su presencia militar en el territorio de los Altos del Golán, territorio arrebatado a Damasco tras la Guerra de Yom Kippur en 1973.
Asimismo, Rusia tiene bases militares que apoyaron a Al Assad en su cruzada contra los rebeldes que ahora gobiernan, e Irán ha utilizado a Siria. para abastecer a sus grupos apoderados en la regióncomo Hezbolá.
Entre las vicisitudes, hay atisbos de esperanza para el futuro sirio. Por ahora, HTS está colaborando con las antiguas instituciones de Al Assad para evitar la anarquía política, y han prometido repetidamente una Siria para todos, incluidas las minorías. El viernes, durante la primera oración en la mezquita de los Omeyas tras la toma de la capital por los rebeldes, se insistió en «no mirar atrás» y «poner fin a la venganza».
Las consecuencias de la caída de Al Assad
El fin de Al Assad ha supuesto un terremoto geopolítico en la región, especialmente entre sus principales aliados, Rusia e Irán. Moscú, distraído por la guerra en Ucrania, no logró mantener la influencia y el apoyo necesarios para frenar el impulso de la última ofensiva.
Asimismo, Irán ha perdido su principal ruta de suministro para mantener su llamado «Eje de resistencia», lo que significa una disminución de su influencia regional. Ambos países están a la espera de los alineamientos del futuro Gobierno.
Sin embargo, la política interna de Siria está llena de incertidumbres. Los grupos que se oponen a Al Assad son heterogéneos, con intereses diversos y apoyo externo contradictorio. La experiencia de Libia o Irak alerta sobre la Riesgo de caos y violencia tras la caída de un régimen autoritario. y ante una administración incapaz de satisfacer las demandas de todos los partidos en discordia.
Asimismo, la caída de Al Assad ha sacado a la luz la represión que ejerció sobre sus opositores durante años. Los horrores de las prisiones de la capital, especialmente de Sednaya, han demostrado la tiranía del régimen, que cuenta con miles de personas desaparecidas en su haber. Al llegar al poder, los rebeldes sirios liberaron a cientos de prisioneros, pero a lo largo de la semana, los familiares se han reunido a la entrada de la prisión para buscar algo que les indique dónde están aquellos cuyo paradero se desconoce.
A pesar de las celebraciones en las calles tras la toma de Damasco, el saldo del conflicto es demoledor. Más de medio millón de personas han muerto y millones más se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Mientras tanto, los sirios en el exilio sueñan con reconstruir su país en paz; regresar y celebrar elecciones libres como una oportunidad para empezar de nuevo.
El futuro de los refugiados
Precisamente, muchos de los sirios en la diáspora quieren regresar tras trece años de guerra ininterrumpida. Varios países europeos ya han tomado medidas para suspender temporalmente las solicitudes de asilo de ciudadanos sirios. Estados como Bélgica, Alemania, Reino Unido e Italia han optado por paralizar los procedimientos, mientras que otros, como Austria, han anunciado un «programa de deportación» para facilitar eventualmente su regreso al país.
Otros Estados, como Grecia, país clave en la entrada de refugiados a Europa, han expresado su esperanza de que el cambio político permita este regreso seguro a su patria. Sin embargo, la ONU ha instado a los países europeos a actuar con «paciencia y vigilancia«.
En general, la mayoría de las potencias occidentales han celebrado la caída del régimen de Bashar Al Assad, pero esperan que se tomen las medidas necesarias para una transición pacífica. Por su parte, los sirios, que han buscado asilo en grandes cantidades desde el inicio del conflicto en 2011, tendrán que esperar para saber si está abierta la posibilidad de regresar a casa o si podrán continuar su vida en los países que los acogieron.
La oportunidad kurda
Otro tema que surge después de siete días es la cuestión kurda. Esta minoría, con notable presencia en el noreste del país, región con importantes yacimientos de petróleoPuedes ver tus derechos reflejados en la futura Constitución siria. Una posibilidad que, por otra parte, podría chocar con Türkiye, país que en los últimos meses apoyó a los rebeldes en su ofensiva contra Al Assad.
La Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES), encabezada por los kurdos sirios, ya ha renovado su llamamiento a una alto el fuego general con los insurgentes que derrocaron al régimen, así como fortalecer la unidad nacional y proteger los avances logrados en el noreste de Siria.
Aunque la AANES ha sido un aliado de Bashar al-Assad en circunstancias específicasActualmente se enfrenta a milicias pro turcas que atacan sus territorios. El pasado miércoles, los rebeldes sirios capturaron a los kurdos la ciudad de Deir Ezzor, en el este del país. Pese a ello, la AANES pretende que su administración autónoma conviva con el nuevo gobierno interino formado por los insurgentes.
El punto de inflexión reside en la voluntad del nuevo Gobierno de permitir que continúen las tensiones entre los kurdos y Türkiye, país que mantiene reticencias sobre la posibilidad de establecer autonomía para esta minoría en su frontera.