Aunque el sol deslumbra, la brisa fría de diciembre deja sin aliento en las alturas de Benidorm y la falsa Terra Mítica de Zaplana está desierta, pero no todo está perdido para la fanfarria y el oropel, y la diversión, y los mitos de la carne. y sangre. hueso, porque Tadej Pogacar, ciclista de un parque de atracciones, una montaña rusa hecha de huesos y un poco de carne, alojado en la entrada de las máquinas paradas en un hotel que recuerda al Egipto faraónico, ha citado a la prensa. Nadie duda de que dirá que entre sus planes para 2025, que ya amanece a la vuelta de la esquina, incluirá su participación en la Vuelta a España para ganarla después, idealmente, de haber ganado su cuarto Tour un mes antes. Pero, intentando generar su propio suspense, propiamente de parque temático, no habla de la Vuelta. “Comenzaré, como siempre, en el Emirates Tour”, afirma el campeón del mundo, que impone jerarquía donde pisa y rueda, y ni siquiera permite que otro corredor del equipo cruce por delante de él la línea de meta imaginaria trazada en la puerta del hotel cuando regresan agrupados de su sesión de rodaje matinal. “Luego, la Strade Bianche y San Remo, mi obsesión, la menos predecible de las clásicas, la más larga, la que más me gusta, la que no puedo ganar; los clásicos del flamenco (E4, Gante, De Ronde), los Ardenneses (Amstel, Flecha, Lieja) y luego prepararé el Tour, el gran objetivo del año, junto con el Mundial (Kigali, en Ruanda, en septiembre ), donde también defenderé el título”.
No anuncia que correrá la Vuelta, lo que no significa precisamente que no tenga previsto correrla.
«Hasta que no sepamos el recorrido de la carrera española, que tendrá lugar el día 19, no podremos decidir si se corre el Giro o la Vuelta», afirmó el director de su equipo, Joxean Matxin, quien, con tal afirmación contradice no sólo las indiscreciones que deja escapar a regañadientes el director de la ronda española, Javier Guillén, que no se queda callado sobre que Pogacar estará en el día 25, pero se contradice y arruina la estrategia para hacer Crece la figura de Juan Ayuso, el joven español que vino a conquistar el mundo y que tras debutar en 2022, con 19 años, liderar a los Emiratos Árabes Unidos en la Vuelta, y terminar tercero, chocó en el último Tour con el imponente de Pogacar, para quien me tocó trabajar. “Los mejores del equipo tienen que ser líderes en cualquier carrera, y por eso Ayuso correrá el Giro”, había dicho Matxin. Y Ayuso habló investida de líder en busca de jersey rosa. “Para mí es importante ser líder de equipo porque la presión que te pones tampoco es la misma”, afirma el ciclista nacido en Barcelona y criado en Xàbia. “Las exigencias que me puse para el Tour fueron máximas porque era mi debut en el Tour y quería dar lo mejor de mí, pero cuando depende más de ti hay algo especial que también cambia un poquito más y tener ese plus de motivación para Para mí es muy importante porque es un poco de lo que vengo haciendo desde pequeña y sin duda es un plus que me motiva”.
Pogacar probablemente corra la Vuelta de 2025 y, más probablemente, la gane. Y basta recordar brevemente la opresión ejercida por el dictador esloveno sobre el ciclismo mundial en el año que acaba de terminar: una impresionante tasa de éxito del 81%: 11 carreras iniciadas, nueve victorias: Strade, Volta, Lieja, Giro, Tour, Montreal. , Mundial, Emilia y Lombardía; un podio: tercero en San Remo, y un diez primeros: séptimo en Quebec: presentar. De ganar la carrera española, Pogacar cerraría, antes de cumplir 27 años, tachar uno de los casilleros que aún le quedan por completar y acceder a otro de los clubes más restringidos del ciclismo, el de los ganadores de las tres grandes pruebas por etapas. junto a Jacques Anquetil, Felice Gimondi, Eddy Merckx, Bernard Hinault, Alberto Contador, Vincenzo Nibali y Chris Froome.
La prueba forma parte del camino para convertirse en el Merckx del siglo XXI, y el caníbal esloveno lo subraya justo al mismo tiempo que en un hospital de Herentals, Bélgica, los traumatólogos operan al caníbal belga, de 79 años, de la cadera que se rompió el día anterior al caerse de la bicicleta tras patinar por las vías del tranvía. En la habitación de al lado del mismo hospital, Remco Evenepoel, una de las estrellas que intenta competir con Pogacar, se recupera de sus fracturas.
Pogacar se reveló al mundo en la Vuelta de 2019, un niño con acné juvenil y cuatro pelos en su bigote rubio. Aún no tenía 21 años y en la penúltima etapa, la que finalizó en la plataforma de Gredos, ofreció la primera muestra de su estilo único al atacar las faldas de Peña Negra y quedarse solo, solo, cantando, sonriendo, moviéndose. sus brazos. Hombros como quien baila, a 45 kilómetros de la meta. Hace sufrir a Primoz Roglic, su veterano compatriota, que, habiendo renunciado a su equipo, aniquilado por Pogacar, sólo es capaz de ganar la primera de sus cuatro Vueltas gracias al trabajo de Movistar para defender la segunda plaza del podio de Alejandro Valverde. Se puede decir que el estilo Pogacar nació en Gredos, y que en la Vuelta volverá en su esplendor para rematar la faena.
Desde que la Vuelta se corre en septiembre, pocos corredores han intentado lograr el doblete Vuelta-Tour, Chris Froome en 2016 y 2017 y Jonas Vingegaard en 2023, y sólo el británico lo logró, y en su segundo intento.
La Vuelta, que partirá el 23 de agosto desde Turín, se presentará el próximo jueves 19 de diciembre en Madrid. Atravesará el Piamonte por carreteras suaves hasta Grenoble, bordeando los Alpes, continuará con una contrarreloj en Figueres y tendrá como espectáculo el Angliru, el mito que aún desconoce Pogacar, que en su única Vuelta acabó tercero tras ganar en Cortals d’Encamp (Andorra), Los Machucos (Cantabria) y la Plataforma de Gredos en Ávila, bajo la mirada feliz de Julio Jiménez.