Irán ha prometido responder al bombardeo atribuido a Israel contra su consulado en Siria. En esta acción tres altos oficiales de la Fuerza Al Quds, la unidad de élite de la Guardia Revolucionaria, y otros cuatro agentes, además de un jefe del grupo libanés Hezbollah y cuatro sirios no identificados previamente. El Consejo Supremo de Seguridad Nacional, órgano determinante en las políticas de defensa, decidió horas después del atentado que llevará a cabo acciones «adecuadas». El líder supremo, Ali Jamenei, que concentra todos los poderes, precisó la retórica del Consejo: «Haremos que se arrepientan de actos como éste».
El ataque ha demostrado un flanco débil de la Guardia Revolucionaria (IRGC, en sus siglas en inglés) ante la Inteligencia israelí, que situó al general de brigada Mohamad Reza Zahedi -que dirigió la Fuerza Al Quds en Siria y Líbano hasta 2016 y mantuvo un papel destacado en las relaciones entre Teherán y Damasco- su el vicecomandante, Haji Rahimi, y su jefe de Estado Mayor para Líbano y Siria, Hosein Aminullah, en el edificio anexo a la embajada en Damasco. Que sus F16 lanzaran sus misiles a plena luz del día sin que las baterías antiaéreas sirias pudieran reaccionar demuestra lo cómodo que se siente Israel en este frente de guerra.
La República Islámica se enfrenta ahora a un gran dilema y es cómo responder a este gran desafío que le ha planteado perder hombres claves en su estrategia regional. Pero, sobre todo, el dilema es cómo tomar represalias sin provocar un conflicto abierto con Israel. Hasta ahora, según los movimientos que ha tomado Irán en el tablero, se ha interpretado que Teherán no está interesado en una guerra directa y prefiere un enfrentamiento acotado dentro de ciertos límites a través de sus aliados regionales: la poderosa milicia chiita libanesa Hezbolá; los grupos armados chiíes iraquíes, las milicias sirias y los hutíes, los rebeldes yemeníes, principalmente. Todos ellos componen la convocatoria. Eje de resistencia.
Sobre la mesa, siguiendo esta marcada coreografía, Irán consideraría varias opciones, según los expertos. La clave es no parecer débil ante los ojos de sus aliados regionales y ante el resto de los países árabes, especialmente Arabia Saudita, una potencia que compite por el liderazgo en Medio Oriente.
RESPUESTA DIRECTA CONTROLADA
La primera opción -aunque no la más plausible- es tomar el control de la situación y llevar a cabo una contraataque controlado que golpea los intereses israelíes con sus propios medios. Esto podría contemplar una embajada israelí como objetivo, en una especie de quid pro quo. El atentado contra el consulado de Damasco violó una norma del derecho internacional que define las misiones diplomáticas como «inviolables» según la Convención de Viena de 1961.
PULSO DEL ‘EJE DE RESISTENCIA’
La opción con más puntos -si no decides romper con la tendencia actual- es seguir dejando el enfrentamiento en manos de tu apoderados del Eje de resistencia. Pero esto implicaría ir un paso más allá y apostar por una respuesta más fuerte de cuáles han sido sus acciones armadas desde el 7 de octubre tanto contra Israel como contra su aliado, Estados Unidos. Fuentes estadounidenses han asegurado a Reuters que están observando de cerca la posibilidad de que estos grupos puedan llevar a cabo ataques contra tropas estadounidenses estacionadas en la región, como ya ha ocurrido en los últimos seis meses.
Las mismas fuentes reconocen que aún no han recogido información de inteligencia que sugiera que estos grupos estén preparando ataques de este tipo en respuesta al bombardeo del lunes en el que murió el general Zahedi, el alto mando de mayor rango desaparecido tras ser eliminado en un atentado por EE.UU. fallecido. con drones en Bagdad en 2020 a Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Al Quds. Washington se distanció del bombardeo al consulado en Damasco, pero advirtió a Teherán de las consecuencias de un ataque contra sus fuerzas en la zona.
Los observadores regionales expertos han advertido que Irán no sacrificará su joya de la coronaHezbollah, en el que tanto ha invertido y por eso esta vez puede que no sea de su mano que venga la gran acción de respuesta. Aun así, como un líder de la milicia libanesa también murió en el bombardeo del lunes, este último se apresuró a elevar la retórica y prometer «castigo y venganza».
IMPULSAR EL PROGRAMA NUCLEAR
En el afán de responder con contundencia y al mismo tiempo evitar una espiral de guerra de consecuencias desconocidas y sin duda devastadoras para toda la región, se enmarca el escenario en el que Teherán decide impulsar su programa nuclear militar. Esto tendría la ventaja de presentar una reacción modulada pero dentro de una dinámica creciente. Esta alternativa, consideran Julien Barnes-Dacey, Cinzia Bianco y Hugh Lovatt en una publicación en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, «podría ser un medio para que Teherán restablezca su capacidad de disuasión, aunque ahora basada en una dimensión nuclear y no en una amenaza». » por delegación».