Trucos para limpiar esponjas y brochas de maquillaje y no tener que comprar nuevas

Los utensilios de maquillaje, como esponjas y brochas, son fundamentales para conseguir un acabado uniforme y profesional. Sin embargo, con el uso diario, estos utensilios acumulan residuos de productos, aceites naturales de la piel y partículas del medio ambiente. Si no se limpian adecuadamente, pueden provocar brotes de bacterias y otros problemas de la piel como brotes de acné, irritaciones e infecciones. Además, las herramientas sucias no sólo afectan la salud del cutis, sino también la calidad de las prendas, provocando que se apliquen de manera desigual o pierdan intensidad.

A pesar de su importancia, la limpieza de estas herramientas muchas veces se pasa por alto, ya sea por desconocimiento o por falta de tiempo. Una limpieza adecuada no sólo prolonga su vida útil, sino que también mejora su rendimiento, reduciendo la necesidad de reemplazos frecuentes. Esto representa no sólo un beneficio para la piel, sino también un importante ahorro en el presupuesto dedicado a cosmética y complementos de belleza.

El mantenimiento de los útiles de maquillaje no sólo depende de la frecuencia de uso, sino también de los accesorios utilizados y del entorno en el que se almacenan. Por ejemplo, las esponjas tienden a absorber más residuos debido a su material poroso, lo que las hace más propensas a acumular bacterias si no se lavan adecuadamente. Mientras tanto, los cepillos pueden volverse rígidos y menos efectivos cuando las cerdas están saturadas de producto. Por ello, es fundamental incorporar el aseo regular como parte de tu rutina de cuidado personal, asegurando que estas herramientas estén siempre en óptimas condiciones antes de cada uso.

Limpieza con esponja

Un método sencillo y eficaz para desinfectar brochas y otros cosméticos es utilizar agua tibia junto con un jabón suave. Este procedimiento no sólo elimina los restos superficiales, sino que también desinfecta las fibras en profundidad.


Primero se debe humedecer la esponja bajo un chorro de agua tibia. Esto facilita la eliminación de residuos y prepara la superficie para el jabón. A continuación se aplica una pequeña cantidad, preferentemente líquida, aunque también puede ser un detergente de cocina suave o un producto específico. El siguiente paso es frotarlo con movimientos circulares y presionar ligeramente para que penetre en las fibras. Este paso es crucial para liberar el maquillaje acumulado y eliminar las bacterias adheridas.

Pasados ​​unos minutos, deberás enjuagar la esponja bajo el grifo hasta que salga completamente limpia, asegurándote de haber eliminado cualquier resto. Una vez aclarado, escurrirlo con cuidado, ejerciendo una ligera presión con las manos para eliminar el exceso. Y por último, colócalo sobre una toalla limpia y déjalo secar al aire.

Técnicas innovadoras

Además del método tradicional, se pueden utilizar técnicas avanzadas para mejorar la limpieza y desinfección. Una opción es calentar el bizcocho en el microondas. Para ello sumérgelo en un recipiente con agua y unas gotas de jabón y caliéntalo durante un minuto.

Este proceso elimina las bacterias de forma rápida y eficaz, utilizando el calor como desinfectante natural. Es importante dejarlo enfriar antes de manipularlo para evitar quemaduras.

Limpieza con cepillo

Los cepillos requieren cuidados específicos para preservar la forma y la calidad del producto. Para el mantenimiento, se deben mojar las cerdas bajo un chorro de agua tibia, evitando el contacto con el mango para proteger el pegamento que une el objeto. A su vez, se aplica una pequeña cantidad de jabón directamente sobre los filamentos y se realizan movimientos circulares en la palma de la mano o sobre una estera especial. Este proceso ayuda a liberar el maquillaje atrapado y a desinfectar las fibras.

Una vez limpio, es importante enjuagar bien hasta que no queden residuos. Presiona suavemente las cerdas con una toalla para eliminar el exceso y colócalas horizontalmente sobre una superficie plana para que se sequen al aire. Es importante evitar secar en posición vertical, ya que el agua puede filtrarse en el mango y dañarlo con el tiempo.


Alternativas caseras

Si optas por opciones caseras, existen productos habituales que se pueden utilizar con excelentes resultados. Aceite vegetal, por ejemplo, para eliminar residuos rebeldes de cosméticos. Esta técnica no sólo limpia profundamente, sino que también acondiciona las cerdas.

El bicarbonato de sodio es otra alternativa eficaz que, al mezclarse con agua, forma una pasta que se puede utilizar en ambas superficies para eliminar manchas y malos olores.

La limpieza regular es esencial para mantener las herramientas en buenas condiciones. Las esponjas de maquillaje deben limpiarse al menos una vez por semana si se usan a diario. Por su parte, los cepillos se pueden limpiar con la misma frecuencia o cada quince días, dependiendo de su uso. Sin embargo, estos deben ser reemplazados cada tres meses para garantizar su funcionalidad y evitar problemas de higiene.

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