Fin de semana de auténtico infarto en las oficinas de la banca suiza. UBS y Credit Suisse han decidido reunir sus respectivos consejos de administración por separado para analizar una posible fusión -más bien una compra- como herramienta de freno a la crisis que esta semana ha provocado el desplome en Bolsa de la entidad helvética.
Fuentes del mercado aseguran que ninguna de las dos entidades quería en un principio hablar de esta alternativa. Por un lado, UBS no se fía de los riesgos que implicaría la operación por la que se haría con su principal competidor en el mercado, por lo que habría exigido una fuerte garantía al banco central de Suiza. Por otro lado, los principales accionistas de Credit Suisse preferirían avanzar por sí solos -con su plan de vender algunas unidades de negocio- para no perder el control total.
Pero tras la debacle de estos días en Bolsa y, sobre todo, tras rendirse a la presión del mercado para solicitar un rescate de hasta 50.000 millones, parece que no queda otra opción que fusionar las dos entidades. Al menos esa sería la opción preferida por el supervisor, que estaría forzando a UBS a dar el sí definitivo a la unión.
El gran temor del banco central es que no puede dejar caer a un banco que está considerado como sistémico. Es decir, por su importancia sobre la economía, hay riesgo de un terremoto más allá de la banca si sus problemas -que arrastra desde hace meses- se materializan. Al fin y al cabo, el sector financiero representa cerca de un 68% del PIB de Suiza, por lo que resolver la entidad perderá a los bonistas no parece una opción.
El problema es que el encaje entre el banco y UBS no es sencillo. Y las dudas han provocado que, según publica Reuters, entidades como Société Générale o Deutsche Bank, entre gigantes otros europeos, hayan restringido todo tipo de con la entidad operativa suiza. Un motivo de presión añadido para los directivos del banco.
Con este panorama, la idea es alcanzar una solución antes de que los mercados abran este lunes, con el objetivo de restaurar la confianza en el sistema financiero del país y, sobre todo, evitar que la sangría bursátil se prolongue.
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