Un experimento confirma que la gripe aviar de EE UU se propaga por el ordeño y alerta de que Europa puede sufrir una epidemia similar | Ciencia
Un experimento con vacas en un laboratorio de alta seguridad de Estados Unidos ofrece datos alarmantes sobre la posibilidad de detener la epidemia mundial de gripe aviar, la peor registrada en la historia.
Científicos estadounidenses y alemanes han infectado experimentalmente terneros y vacas lecheras en un laboratorio de nivel 3 de seguridad para esclarecer la vía de transmisión de la gripe aviar altamente patógena, que ya afecta a animales en 231 granjas de 14 estados. Los resultados confirman que el virus H5N1 se acumula en las ubres y la leche de las vacas y probablemente se transmite a través de sistemas de ordeño industriales.
Los autores del trabajo advierten de que la variante H5N1 del virus que circula en Europa también es capaz de infectar a las vacas lecheras y hacerlas enfermar. Lo mismo que ocurre en Estados Unidos puede ocurrir en Europa con un solo salto del virus de un ave silvestre a un animal de granja.
El trabajo se publicó días después de que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos reconocieran que un segundo trabajador sanitario presentó síntomas tras tratar a un paciente infectado con H5N1 en Missouri, y al que no se le realizó la prueba de gripe. La falta de confirmación es preocupante, ya que este paciente es el único caso de infección que no tuvo contacto con animales ni con leche cruda de vaca. La forma en que se contagió sigue siendo un misterio.
Una letalidad del 52%
En 1996, un virus H5N1 procedente de aves silvestres saltó a los gansos domésticos de Asia. La propagación del patógeno obligó a sacrificar 400 millones de pollos y otras aves de corral, más que en las 36 epidemias anteriores registradas. Según la Organización Mundial de la Salud, desde entonces se han detectado 887 casos de infección en humanos y 462 muertes, lo que supone una tasa de mortalidad del 52%.
En 2021, una nueva subvariante del virus H5N1 conocida como 2.3.4.4b desarrolló la capacidad de infectar a mamíferos, tanto salvajes como domésticos, provocando episodios de mortalidad masiva. Desde entonces, se ha extendido por Asia, Europa, América y la Antártida. El epicentro de la crisis se encuentra ahora en Estados Unidos, donde esta nueva gripe aviar en vacas continúa su expansión imparable en las granjas lecheras.
El nuevo estudio, publicado en NaturalezaUn organismo científico de primer orden mundial ha comparado la infectividad de la variante H5N1 que circula en el ganado estadounidense al inyectar virus en las ubres de las vacas lecheras y en los hocicos de los terneros. Los resultados muestran que los animales infectados por vía respiratoria apenas sufren síntomas y no transmiten la enfermedad a otros animales. Mientras tanto, las vacas lecheras infectadas por la ubre sí sufren una enfermedad grave, con fiebre alta y falta de apetito, y su producción de leche se desploma.
El estudio también infectó a vacas lecheras con una variante del virus H5N1 aislada de aves silvestres en Europa. Los animales también enfermaron, lo que demuestra que la variante estadounidense no es la única capaz de provocar una gran epidemia en el ganado. Los síntomas fueron tan graves que algunos animales tuvieron que ser sacrificados prematuramente. Aunque el experimento no puede reproducir exactamente las condiciones que se dan en las granjas, sus resultados son coherentes con la tasa de mortalidad de hasta el 5% de los animales observada en algunas granjas ganaderas, explican los autores.
El estudio señala que el origen de esta epidemia es probablemente un único salto del virus H5N1 de un ave silvestre a una vaca a finales del año pasado o principios de este año. Se cree que el movimiento de ganado entre estados fue el responsable de la propagación del virus, que circuló durante semanas sin ser detectado.
“Nuestros experimentos muestran que el virus se propaga principalmente a través de la leche y, probablemente, a través de los equipos de ordeño”, explica a EL PAÍS Juergen Richt, investigador de la Universidad Estatal de Kansas, donde se ha realizado el estudio. “Parece que la replicación del virus en las vacas se limita a las glándulas mamarias. Es preocupante que el H5N1 siga transmitiéndose entre vacas lecheras, porque puede permitirle adaptarse aún más”, añade.
Pruebas obligatorias y cuarentenas
La gran pregunta es si se puede detener la propagación del virus H5N1. Martin Beer, del Instituto Friedrich-Loeffler de Alemania y coautor del estudio, opina: “Deberían introducirse pruebas obligatorias para identificar todas las granjas afectadas, seguidas de pruebas individuales, cuarentena y aislamiento de los animales infectados”. “También sería útil que se examinaran a todas las vacas antes de su transporte y se reforzaran las medidas de higiene en las granjas”, añade. En la actualidad, cada estado sigue sus propios protocolos de control sin ninguna directriz federal vinculante.
Natalia Majó, patóloga veterinaria y directora del Centro de Investigación en Sanidad Animal (IRTA-CRESA) de Barcelona, considera que “la situación es muy preocupante”. “En Europa parece que nos estamos acostumbrando a ignorar estas noticias, en parte porque este año ha habido muy poca expansión de la gripe aviar. Pero este trabajo nos demuestra que aquí puede pasar lo mismo que en Estados Unidos con una única introducción del virus a partir de una única ave infectada. La vigilancia es fundamental”, apunta.
Para Elisa Pérez, viróloga veterinaria del Centro de Investigación en Sanidad Animal del CSIC, “hace apenas unos meses habría dicho que era imposible que un virus aviar se propagase tan rápidamente entre los mamíferos”.
El H5N1 ha mutado para aprovechar los receptores moleculares de las glándulas mamarias y ya ha infectado a 59 especies de mamíferos, incluido el ser humano. El número de partículas virales en la leche de vaca es de “unos 100 millones por mililitro, una cantidad muy elevada”, alerta la investigadora. La experta da por hecho que los terneros se están infectando al alimentarse. “La mayoría de las personas infectadas tuvieron conjuntivitis, probablemente por salpicaduras durante el ordeño”, añade. Para la científica, la gran pregunta es por qué esta crisis en la ganadería afecta sólo a Estados Unidos, sobre todo ahora que se sabe que la variante de este país no es la única capaz de enfermar a las vacas. “En Canadá, por ejemplo, no ha habido ni un solo caso. Tampoco en Europa. Quizá se deba a alguna característica de las granjas de allí que aún no hemos identificado, o a un contacto más cercano con aves infectadas, posiblemente a través de los bebederos”, aventura.
En cualquier caso, la investigadora considera que “una vez que se ha iniciado una epidemia de estas características, es muy difícil frenarla”. “Es necesaria la voluntad de hacer una vigilancia masiva”, apunta. Cuando el H5N1 infecta a una vaca, su producción de leche desciende hasta un 90%, explica Pérez. Esta puede ser la mejor señal de alerta para detectar un brote y frenarlo antes de que sea demasiado tarde.