Julio J. Portabales
Marbella
Lunes, 23 de septiembre de 2024, 14:31
Las adicciones son, y son, uno de los problemas sociales más acuciantes en España desde hace tiempo. Cada día, miles de personas se enfrentan a esta dura batalla, a menudo atrapadas en situaciones de vulnerabilidad que complican aún más su recuperación. Por ello, resulta crucial la labor de organizaciones como Horizonte-Proyecto Hombre en Marbella, que lleva más de 40 años ofreciendo apoyo, tratamiento y reinserción a personas afectadas por trastornos adictivos. A través de sus distintos programas, esta organización no solo aborda la adicción, sino que también ofrece a los participantes una auténtica oportunidad de transformar sus vidas.
Entre los programas más destacados se encuentra el proyecto de vivienda tutelada (VST), un recurso vital para personas mayores de 18 años que afrontan trastornos graves de adicción y se encuentran en situación de vulnerabilidad. Apodado “el piso”, este espacio funciona desde hace 26 años en el barrio de Santa María, ofreciendo un entorno seguro bajo la supervisión de profesionales capacitados. Los residentes reciben apoyo terapéutico y también realizan actividades sociales, deportivas y de ocio como parte de su proceso de rehabilitación integral.
El objetivo principal del programa es acoger, orientar y educar a aquellas personas en situación de vulnerabilidad, dándoles una segunda oportunidad para reintegrarse en la sociedad. Se ofrece terapia personalizada y apoyo constante para ayudar a los pacientes a reconstruir sus vidas. Los orígenes de los residentes son muy variados, desde jóvenes que han crecido en entornos difíciles hasta adultos mayores que, por problemas económicos o familiares, se han visto atrapados en un ciclo de adicción. El programa no se limita a Marbella, sino que acoge a personas de diferentes municipios y comarcas cercanas.
El equipo que está detrás del programa es clave para su éxito. Coordinado por Jaime Álvarez, director del proyecto, cuenta con un grupo de profesionales altamente capacitados, como los terapeutas Noemí de Diego, María del Mar González e Ignacio Pérez, que trabajan en estrecha colaboración con los pacientes, proporcionándoles un tratamiento integral. Asimismo, los monitores Cristian Gabarrón, Fernando Muñoz y María Soto son el corazón del proyecto VST, encargados de la supervisión y acompañamiento diario de los residentes. Este equipo central, junto con la dedicación de los voluntarios, consigue que el programa sea un auténtico salvavidas para quienes buscan superar la adicción.
Horizonte Marbella ha ido adaptando su metodología a lo largo de los años, buscando siempre ofrecer una atención personalizada y flexible, atendiendo a las necesidades de cada persona. En el caso del proyecto VST, se pretende crear un entorno de apoyo donde los residentes puedan aprender a gestionar sus emociones y adquirir las herramientas necesarias para afrontar sus problemas de adicción. Todo ello se potencia mediante la enseñanza de valores fundamentales como la responsabilidad, la convivencia y el respeto mutuo, esenciales para su reinserción social.
Uno de los aspectos más importantes del proceso de rehabilitación es su duración. Aunque existe un marco general que delimita el tiempo de permanencia en el programa, en Proyecto Hombre Marbella se reconoce que cada paciente es único y que no todos responden de la misma manera al tratamiento. Por ello, la duración del proceso está sujeta a la evolución de cada individuo, a sus logros y a sus objetivos, lo que permite una atención más flexible y personalizada. Este enfoque personalizado ha sido clave para el éxito del proyecto, que no solo pretende que los pacientes superen su adicción, sino que también alcancen una estabilidad emocional y social que les permita reintegrarse en la comunidad.
La convivencia en la residencia es un factor esencial en el proceso de recuperación. Los pacientes no sólo participan en las actividades terapéuticas, sino que también se responsabilizan y colaboran en las tareas cotidianas, lo que fomenta la iniciativa personal y la autonomía. Estas actividades, que van desde cocinar hasta organizar el hogar, son parte integral de su rehabilitación y les ayudan a desarrollar habilidades esenciales para la vida que luego podrán utilizar fuera del programa. La convivencia también fortalece los vínculos entre los participantes, creándose una red de apoyo mutuo que resulta vital en los momentos más difíciles del proceso.
El bienestar psicológico de los pacientes juega un papel crucial en el éxito de estos programas. Los instructores y terapeutas de Proyecto Hombre enfatizan la importancia de mantener una actitud positiva y reforzar la autoestima de los pacientes. Esto es especialmente relevante cuando los residentes enfrentan momentos de duda o frustración durante su recuperación. El equipo se compromete a apoyarlos en cada etapa, recordándoles que, aunque el proceso puede ser difícil, se puede lograr con perseverancia y apoyo.
El desarrollo de esta asociación es un testimonio de lo que se puede lograr cuando la dedicación profesional y la empatía se unen para abordar el complejo problema de la adicción. No se trata solo de tratar la enfermedad; se trata de brindar a las personas una nueva perspectiva de vida, demostrando que con esfuerzo y apoyo, se pueden superar incluso las situaciones más difíciles. Programas como el proyecto VST son una prueba tangible de que la rehabilitación es alcanzable, mostrando que con el apoyo adecuado, las personas pueden recuperar su dignidad, reconstruir relaciones y reclamar su lugar en la sociedad.