Un nuevo estudio sobre la última edad de hielo proporciona información valiosa sobre la relación entre el dióxido de carbono (CO2) y el futuro calentamiento global. Dirigido por la Universidad de Washington, este análisis destaca que, si bien las proyecciones sobre el calentamiento futuro no cambian significativamente, El peor de los casos es menos probable de lo que se pensaba previamente.
Los resultados revelan que, a pesar de que los niveles de CO2 atmosférico son significativamente más bajos que los actuales, la Tierra estaba en promedio seis grados Celsius más fría que hoy. Esto sugiere que El CO2 jugó un papel menos importante en la determinación de las temperaturas durante la edad de hielo de lo que se pensaba anteriormente.
Uno de los hallazgos clave del estudio es una reducción en la estimación del peor escenario de calentamiento futuro debido al CO2. Si bien las proyecciones más optimistas y probables permanecen sin cambios (alrededor de 2 a 3 grados centígrados de aumento de la temperatura media global), el peor de los casos, que implicaría un aumento de la temperatura de 5 grados centígrados en caso de que se duplicaran los niveles de CO2, ahora se estima en 4 grados.
Este ajuste en las estimaciones se basa en una mejor comprensión de cómo respondió la Tierra a niveles más bajos de CO2 en el pasado. Los investigadores descubrieron que durante la última edad de hielo, los cambios en los patrones de nubes sobre los océanos Pacífico y Atlántico Norte amplificaron los efectos de enfriamiento global del glaciar al reflejar más luz solar, agravando así las condiciones de frío y nubosidad.
Este estudio destaca la importancia del uso de registros paleoclimáticos para mejorar nuestras proyecciones sobre el calentamiento futuro. Si bien las tendencias climáticas recientes pueden ser engañosas debido a factores de corto plazo como los ciclos climáticos y la contaminación del aire, los registros prehistóricos brindan una visión más completa de cómo el clima puede cambiar en respuesta a los cambios en los niveles de CO2.
En conclusión, aunque el estudio no altera las proyecciones más probables sobre el calentamiento futuro, ofrece mayor confianza reduciendo la probabilidad del peor de los casos. Esto sugiere que si se toman medidas significativas para reducir las emisiones de CO2, es menos probable que enfrentemos los extremos del calentamiento global que antes se temían.