Las aves y mamíferos marinos de la Antártida se enfrentan a una temporada de gripe mortal y altamente contagiosa, la gripe aviar, que ya está agotando varias poblaciones de estos animales que viven en los hielos del mundo. Para valorar en qué medida les afecta Antonio Alcamí, … investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, partió esta semana hacia el Polo Sur. Con un equipo de ocho investigadores y tres tripulantes determinará la extensión actual del patógeno H5N1, en la Expedición Antártica Csic-Unespa. «Una vez que sepamos que el virus llegó a la Antártida el año pasado, porque encontramos algunos casos, vamos a evaluar su impacto en aves y mamíferos marinos», explica Alcamí por teléfono desde el puerto de Ushuaia, en Argentina, a unas horas de distancia. . zarpar
«Vamos a tomar muestras de diferentes animales para ver cuánto virus encontramos, porque ya se han empezado a describir mortalidades inusuales e inesperadas», continúa el científico del Csic. «Vamos a visitar sitios donde hay datos de cuántos animales estimados puede haber y trataremos de estimar si ha habido una reducción drástica. «Sabemos que el virus está en la zona, pero desconocemos su impacto».
El velero Australis, en la Antártida, en la expedición 2024.
Automóvil club británico

Durante seis semanas a bordo del velero Australis, equipado con un laboratorio de diagnóstico molecular y secuenciación de virus, los científicos llegarán a la Península Antártica, las Islas Shetland del Sur y el Mar de Weddell, donde Alcamí junto a dos biólogos dedicados a aves y mamíferos marinos, dos veterinarios Especializado en gripe aviar, un biólogo molecular y un virólogo analizarán lo que está pasando con esta enfermedad, gracias a su experiencia con otros virus como el covid, mpox y otras cepas de gripe aviar.
«Son pocos los países que tienen un laboratorio en la Antártida y todos están en sus bases. Aunque es en un espacio muy pequeño y el esfuerzo es mucho mayor, el nuestro se puede trasladar de un lugar a otro y tener resultados en 24 horas”, describe Alcamí. «El año pasado ya sabíamos lo difícil que es trabajar en esas condiciones y aprendimos lo que tenemos que hacer. «No existe ningún laboratorio de esas características».
Contra el hielo y la marea
La navegación antártica se enfrenta al hielo y a un clima que cambia repentinamente. En esta misión, el barco deberá acercarse a la costa, permitir el desembarco de la tripulación, que deberá acceder a las colonias de animales, ya sean aves o mamíferos, y mantener el rumbo hacia el siguiente objetivo: «Tenemos que acercarnos a la costa para conseguir las muestras». «, dice un experimentado Alcamí, que también busca virus en otras regiones inhóspitas, como los Pirineos, aunque ninguna como este extremo del planeta.
«El año pasado estudiamos miles de animales muertos en la Antártida y ahora tenemos permiso para tomar muestras también de animales vivos, que pueden presentar síntomas o no», explica Alcamí. “Vamos con un equipo de veterinarios especialistas que nos van a ayudar a tomar esas muestras y hacer la prueba PCR, así como hicimos la prueba de covid con el hisopo nasal”.
En el artículo publicado en Nature, los científicos explicaron que para superar la inestabilidad de la geografía antártica, «el proyecto fue diseñado con varias características únicas». «En primer lugar, un pequeño velero con una tripulación con amplia experiencia previa en navegación antártica y expediciones de investigación permitió tránsitos rápidos y flexibilidad para llegar a sitios con casos sospechosos, lo que no siempre es factible en expediciones más grandes con barcos más grandes». , se lee en ‘En busca del virus de la influenza aviar altamente patógeno en la Antártida’. «En segundo lugar, el equipo multidisciplinario (…) permitió una rápida toma de decisiones e interpretación de los resultados.»
Dado que el virus se define como altamente patógeno, lo que requiere estrictos protocolos de seguridad, se teme que la enfermedad se propague a los humanos debido a la interacción de científicos y turistas. «Ha evolucionado y es muy virulento», advierte Alcamí.