¿Vas a dejar de fumar? ¿Qué beneficios notará tu cuerpo desde el primer día?

Cáncer de pulmón, bronquitis crónica, hipertensión arterial o infarto de miocardio. Estas son sólo algunas de las muchas enfermedades asociadas al tabaco, provocando la muerte de más de 60.000 personas cada año en España. Sí, el cuerpo sufre (mucho) por la presencia de nicotina en su interior. Pese a ello, siempre hay tiempo para reparar gran parte de los daños que provocan los cigarrillos. Y desde el primer día, el organismo nota los beneficios de dejar de fumar.
“Un fumador que deja el tabaco con el tratamiento adecuado (farmacológico y psicológico) presenta pocos síntomas en relación a la falta de nicotina”, afirma Carlos Rábade, coordinador del Área de Fumadores de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica. De lo contrario, el experto advierte que Dejar este hábito sin el apoyo adecuado puede provocar signos de abstinencia frecuentes. como ansiedad, irritabilidad, insomnio, sudoración o dolor de cabeza, que provoca que muchas personas recaigan.
Estos son síntomas que aparecen en los primeros días, pero la necesidad de fumar puede persistir durante cuatro a ocho semanas. Por ello, Rábade destaca que, ante un intento de abandono grave, «es importante ofrecer ese apoyo sanitario». Eso sí, aunque deben pasar varios meses hasta que el cuerpo se acostumbre al nuevo estilo de vida”,Es necesario no fumar durante un año para ser considerado exfumador.”, indica el neumólogo.
Los efectos más inmediatos de dejar este hábito se reflejan en el sistema cardiovascular a los 20 minutos.. “La presión arterial y la frecuencia cardíaca se normalizan, además de la temperatura corporal”, afirma Juan Pablo de Torres, codirector del Departamento de Neumología del Área de Cáncer del Centro Oncológico Clínica Universidad de Navarra.
Entre 24 y 48 horas, “el monóxido de carbono se reduce significativamente (un gas tóxico generado por la combustión del tabaco), aliviando determinados síntomas como el dolor de cabeza, la astenia o los trastornos del sueño”, afirma Rábade. Asimismo, de Torres señala que, tras este breve periodo, “disminuye la posibilidad de sufrir un evento cerebrovascular o cardiovascular, fundamentalmente un infarto o una angina”. Además, hay una mejora significativa en el olfato y el gusto..
Por otro lado, aquellos pacientes que, a pesar de padecer enfermedades respiratorias crónicas como asma o EPOC, han seguido fumando y deciden dejar de fumar, Los primeros efectos también son inmediatos.: “Reduce la inflamación a nivel bronquial”, comenta el especialista del CUN.
¿Qué pasa una semana, un mes y un año después de dejar de fumar?
Una semana después de dejar el tabaco, aunque la presión arterial y la frecuencia cardíaca se normalizan, mejora el sueño o la fatiga. Los niveles de monóxido de carbono continúan disminuyendo. Después de un mes, Rábade asegura que el aspecto de la piel mejora y la tolerancia al ejercicio es mayor.
Según la Sociedad Estadounidense del Cáncer, la tos y la dificultad para respirar disminuyen en los primeros nueve meses y, después de un año, El riesgo de enfermedad coronaria se reduce a la mitad que el de una persona que sigue fumando., mientras que la tasa de ataques cardíacos también disminuye drásticamente. “Se reduce el riesgo de sufrir infecciones respiratorias, ataques de asma o eventos coronarios agudos”, afirma Rábade.
Según la institución estadounidense, El riesgo de sufrir cáncer de boca, garganta, esófago y vejiga se reduce a la mitad cinco años después de dejar de fumar. En cuanto a los accidentes cerebrovasculares, la probabilidad de sufrir uno iguala la de un no fumador al cabo de dos a cinco años.
El apoyo psicológico, igualmente importante
La nicotina es la sustancia que genera dependencia al tabaco. Como se mencionó, sus efectos físicos tras suspender su consumo se perciben entre las primeras cuatro y ocho semanas. “Como médicos ofrecemos ayuda con diferentes tipos de tratamientos que ayudan a dejar de fumar para afrontar la dependencia física”, aclara de Torres. Sin embargo, también es esencial tener en cuenta el apoyo psicológico que el paciente necesita. En este sentido, el especialista señala que en ocasiones esta parte “es más difícil de manejar” y recuerda que existen numerosas estrategias de apoyo a las que la persona puede recurrir a lo largo de todo el proceso para dejar de fumar.
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