Microbiota incluso en la sopa. No hace falta buscar muy lejos para encontrar esta palabra: no sólo en los alimentos funcionales de las empresas lácteas o cerveceras, sino también en productos para el hogar, productos farmacéuticos, cosméticos e incluso champús.
Incluso hay competencia por tener el secreto de la mejor receta de sopa que reponga nuestra microbiota intestinal, esa extensa población de microorganismos donde predominan distintos filos de bacterias, acompañados de virus, protozoos y hongos.
Y si cuidamos nuestra microbiota, uno espera que la microbiota también nos cuide a nosotros. Porque esta relación antigua y simbiótica –kyoseicomo dicen los japoneses – juega funciones esenciales en el control de la fisiología del huésped, es decir, en nosotros mismos. Modula no sólo nuestro metabolismo y sistema inmunológico, sino que también puede influir en nuestro estado de ánimo, nuestra forma de pensar y actuar.
La microbiota y el envejecimiento van de la mano
Ortega y Gasset fue claro: “Yo soy yo y mis circunstancias”. Sin negar su razón, hoy me atrevería a añadir “Yo soy yo y mi microbiota”. Este binomio comienza el día uno de nuestra existencia -cuando empezamos a ser colonizados por esa comunidad microbiana- y sigue evolucionando con nosotros hasta el final.
La edad nos envejece a nosotros y a nuestra microbiota al mismo tiempo. Hay quienes, sólo analizando el estado de estos últimos, pueden “adivinar” cómo nos está afectando el paso del tiempo. Es lo que se conoce como edad biológica, que puede no corresponderse con lo que indica el DNI.
Así, la composición microbiana de los centenarios, individuos cuya longevidad es excepcional, parece tener rasgos diferenciales característicos respecto al resto de la población. No sólo la dieta, el ejercicio, el sueño y los medicamentos, sino también el clima, la geografía, la cultura o los contactos sociales son algunos de los muchos factores que regulan el estado de nuestra microbiota y pueden indicar cómo la estamos cuidando.
Aunque tantas variables hacen complejo definir lo que se considera un microbioma saludable, su relación con el envejecimiento es tan estrecha que, analizando el estado de la microbiota, algunos autores afirman que pueden incluso predecir el riesgo de morir.
Trasplantes de microbiota fecal
Siguiendo estas ideas, Marcus Boehme y sus colaboradores demostraron en 2021 que el trasplante de microbiota (fecal) de animales jóvenes (donante) a animales ancianos (receptores) revertía ciertos síntomas asociados al envejecimiento en estos últimos.
El trasplante de microbiota fecal fue aprobado en 2023 por la FDA (Administración Estadounidense de Medicamentos y Alimentos) para tratar la infección recurrente causada por la bacteria. Clostridioides difficileofreciendo resultados sorprendentes en comparación con otros tratamientos.
En un intento por rejuvenecer con salud, se están caracterizando los efectos del trasplante de microbiota en diferentes modelos experimentales. Los investigadores han demostrado que los donantes (jóvenes o sanos) transfieren mejoras metabólicas, hepáticas, físicas y neuroprotectoras a los receptores de edad avanzada.
Aquí también se aplica la propiedad inversa: cuando el donante es mayor y el receptor es joven, este último sufre un desequilibrio de la microbiota intestinal, un aumento de la permeabilidad de la membrana intestinal, estrés oxidativo, inflamación y alteraciones en la memoria y el aprendizaje espacial. . .
Un grupo de investigadores del Instituto IMDEA Alimentación en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid han publicado una revisión científica para evaluar el potencial de los trasplantes de microbiota fecal centrados en la longevidad.
Nuestra revisión abarca 92 ensayos clínicos controlados en población humana en los que se utiliza esta técnica para inducir mejoras en el envejecimiento y enfermedades crónicas asociadas como la sarcopenia, patologías neurodegenerativas o el cáncer, entre otras.
De estos 92 ensayos, 70 de ellos (75%) incluyen entre los receptores a pacientes mayores de 70 años, poniendo de relieve la capacidad que tendría el trasplante como herramienta para trasladar una longevidad saludable.
Retos pendientes
Pero tengamos sentido común. Aunque se trata de un campo de investigación en auge e incluso hipnótico, el uso clínico actual de los trasplantes de microbiota fecal todavía tiene muchas limitaciones.
Uno de los principales desafíos es el panorama regulatorio: se consideran un producto medicinal en el Reino Unido y un producto biológico en América del Norte. En cuanto a Europa, es un producto de células y tejidos humanos en algunos países europeos, un medicamento en otros e incluso carece de regulación en varios Estados de la UE.
La estandarización de protocolos en la forma de administración y las posibles complicaciones asociadas (como, por ejemplo, en sedación y endoscopia o colonoscopia, enema, etc.) o los riesgos para la salud derivados de potenciales efectos a largo plazo o de la transmisión de organismos patógenos. Hay otros desafíos que requieren mejoras.
A pesar de estas limitaciones, concebir el microbioma intestinal como un actor central que influye en nuestro propio envejecimiento e imaginar que puede constituir en sí mismo una herramienta para modular el proceso de envejecimiento es, simplemente, seductor.
* Alberto Díaz-Ruiz es Jefe de Grupo, Laboratorio de Gerontología Celular y Molecular, IMDEA ALIMENTACIÓN.
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Profesor Ayudante Doctor, Universidad Complutense de Madrid-**Este artículo fue publicado originalmente en La conversación