Asuntos Exteriores destituye a Juan González-Barba y le ordena solicitar el visto bueno de su sucesor, un diplomático del PP
Resignación e impermeabilidad al asombro. Estas son las dos reacciones que prevalecen entre los miembros de la Carrera Diplomática ante la última jugada del Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albaresque hace unos días despidió al embajador español en Croacia, Juan González Barbaquien fue secretario de Estado para la UE entre 2020 y 2021, ya con Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.
El motivo que desencadenó la destitución no fue otro que la publicación de un Tribuna en El Confidencial titulado «La proyección exterior de nuestra monarquía parlamentaria», que González-Barba firmó el 5 de enero, casi dos semanas después del mensaje de Navidad. del Rey y una semana antes de que se celebrara en el ministerio la Conferencia de Embajadores, una reunión anual donde Albares dio a los embajadores españoles -un total de 130- las directrices de su política exterior. Con un tono casi académico, González-Barba sólo se refiere a Felipe VI al final del texto, cuando afirma que El Rey «contribuye a que la presencia de España tenga mayor alcance e impacto».
Llama la atención que sea un ministro socialista quien tome esta decisión de destituir a un embajador que defiende el sistema de monarquía parlamentaria y la figura de Felipe VI, en un Gobierno donde su socio de coalición, Sumar, es abiertamente republicano y crítico con la Cámara de Representantes. el Rey. Pero hay otro aspecto que ya no sorprende en los pasillos de la sede del Palacio del Marqués de Salamanca, donde se conoce su mala relación con el jefe de la Casa de SM el Rey, Camilo Villarino; algo que lamentan muchos diplomáticos, que consideran que Albares «tiene que dejar de lado sus problemas personales» porque «este ministerio es un ministerio de Estado que tiene que tener la mejor sintonía con el Palacio de la Zarzuela».
Una jugada estratégica de Albares
La destitución de González-Barba se produjo el 15 de enero, cuando nada más regresar a Zagreb, después de haber pasado dos días en Madrid en la Conferencia de Embajadores, recibió una llamada del subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores, Xavier Martíquien le informó de su despido, dos años y siete meses después de haber llegado a Croacia como embajador, una misión de liderazgo que, como las demás, dura cuatro años. Inmediatamente después recibió instrucciones de solicitar a las autoridades croatas la aprobación de su sucesor, José Ramón García Hernández.un diplomático cercano al PP. Este último todavía una jugada estratégica del ministro: Consciente de las críticas que suscitaría la destitución de González-Barba, Albares ha intentado minimizar el impacto enviando a un embajador cercano a la oposición, para que no se le vuelva a reprochar el nombramiento de diplomáticos afines al PSOE y evitar cualquier especulación. sobre los puestos reservados con un asterisco en el ‘Embabombo’, como se llama la candidatura de diplomáticos para ocupar puestos en las embajadas españolas. Un asterisco que tampoco estaba contemplado para Croacia en el último certamen.
Aún así, desde la Oficina de Información Diplomática (OID) del Ministerio de Asuntos Exteriores no han querido confirmar la destitución de González-Barba -de donde dicen que «sigue siendo embajador»-, pero tampoco desmienten la información adelantada al respecto por El País, El Objetivo, El Confidencial Digital y que ABC ha confirmado de fuentes muy fiables.
El «comando terrorista» de Albares
Esta es la segunda vez que Albares destituye a González-Barba. La primera fue en 2021, cuando era secretario de Estado de la UE. El diálogo directo que mantuvo con el presidente Sánchez provocó el enfado del jefe de la diplomacia española, que decidió destituirle. Como para el ministro era muy grave destituir a un diplomático que en el ejercicio de su cargo era, a todos los efectos, viceministro, lo envió a Croacia como embajador. Se trata, por tanto, de una vendetta personal de Albares, a lo que se suma también que la ministra apunta a cualquier diplomático que hable con la prensa o dialoge con los medios.
Esta manera de actuar de Albares con «comando terrorista»ha sido interpretado por algunos miembros de la carrera diplomática como un aviso a quien tenga ideas propias y quiera compartirlas con la opinión pública, algo que no deja de ser «muy grave», porque los embajadores tienen el mismo derecho que cualquier otro ciudadano español a escribir y publicar sus opiniones.
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