Beber en exceso puede dañar el hígado, pero a diferencia de la obesidad o el colesterol alto, los médicos sólo detectan el consumo de alcohol preguntando a sus pacientes cuánto beben. Investigadores de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos) afirman que las pruebas serían una forma más fiable de evaluar el consumo de alcohol de una persona, de modo que los médicos puedan intervenir a tiempo para evitar daños más graves.
Así, al utilizar un biomarcador llamado fosfatidiletanol (PEth), los médicos podrían tener una idea más clara del riesgo de fibrosis hepática, que es la acumulación de tejido cicatricial en el hígado. Esta enfermedad puede tratarse si se detecta a tiempo. Sin tratamiento, puede provocar cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer de hígado.
«Esta es una forma más directa de medir el daño que el alcohol le causa al cuerpo que preguntar a los pacientes», dice Judy Hahn, Ph.D., profesora de la División de VIH, Enfermedades Infecciosas y Medicina Global de la UCSF. No le preguntamos a nadie cuánta comida grasosa come. Medimos su colesterol. No les preguntamos cuánto creen que pesan. Los pesamos”.
Una forma más directa de medir el daño que el alcohol está provocando en el organismo
Los investigadores compararon dos indicadores de consumo de alcohol (PEth y autoinformes) para probar su correlación con la fibrosis 4 (FIB-4), que es un indicador del riesgo de enfermedad hepática. Mientras que la PEth se mide directamente en la sangre, FIB-4 es una puntuación compuesta basada en la edad de la persona y los resultados de otros análisis de sangre.
Observaron que la PEth seguía de cerca al FIB-4, pero que la correlación entre el consumo de alcohol autoinformado y el FIB-4 era mucho más débil. Esto podría deberse a que las personas que participaron en los estudios minimizaron o no pudieron recordar cuánto alcohol habían consumido.
El estudio, publicado en el ‘American Journal of Gastroenterology’ y en el que participan más de 4.000 personas de Estados Unidos, Rusia, Uganda y Sudáfrica, es el mayor análisis realizado hasta la fecha sobre la relación entre PEth y el riesgo de fibrosis. hepático. Y es el primero en comparar la PEth con el consumo de alcohol autoinformado en términos de qué tan bien cada uno indica el riesgo de fibrosis.
La fibrosis hepática puede retardarse o incluso revertirse limitando el consumo de alcohol y mejorando la dieta, como reduciendo el azúcar, las grasas y la sal, y es esencial detectar la enfermedad antes de que progrese a etapas más graves de enfermedad hepática.
En el futuro, según los autores, la detección de PEth podría incluirse con otros análisis de sangre de rutina, como los de colesterol y azúcar en sangre. «Para prevenir y tratar la fibrosis hepática, necesitamos saber cuánto bebe una persona», dijo Pamela Murnane, Ph.D., profesora asociada de Epidemiología y Bioestadística y primera autora del estudio. «Está claro que no conocemos bien los autoinformes».